sábado, 17 de diciembre de 2011

clac, clac, clac, clac...

Como decíamos ayer... en la carta al imbécil (o a nosotros mismos), la vida cambia en un segundo. A pesar de ese conocimiento (¿hay otro tan simple que sea tan importante?), la conciencia de eso no nos mueve a cambiar de postura.

Hay experiencias que ayudan:

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